Si bien la palabra “proactividad” es ahora muy
común en los textos de dirección de empresas, se trata de un término que no se
encuentra en la mayoría de diccionarios.
No significa sólo tomar la iniciátiva.
Significa que, como seres humanos, somos responsables de nuestras
propias vidas. Nuestra conducta es una
función de nuestras decisiones, no de nuestras condiciones.
Podemos subordinar los sentimientos a los
valores. Tenemos la iniciativa y la
responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Las personas muy proactivas reconocen la responsabilidad. Su conducta es un producto de su propia
elección consciente; se basa en valores, y no es producto de las condiciones ni
está fundada en el sentimiento.
Dado que por naturaleza
somos proactivos, sin nuestras vidas están en función del condicionamiento y
las condiciones, ello se debe a que, por decisión consciente o por omisión,
elegimos otorgar a esas cosas el poder de controlarnos.
Si nuestra elección es ésa,
nos volvemos reactivas. Las personas
reactivas se ven a menudo afectadas por su ambiente físico. Si el tiempo es bueno, se sienten bien.
Si no
lo es, afecta a sus actitudes y su comportamiento. Las personas proactivas llevan consigo su
propio clima. El hecho de que llueva o
brille el sol no supone ninguna diferencia para ellas. Su fuerza
impulsiva reside en los valores, y si su valor es hacer un trabajo de
buena calidad, no depende de que haga buen tiempo o no.
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Fuente :
Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.
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